viernes, 8 de febrero de 2013

La miel es una fuente de energía y vitalidad con poderes curativos muy eficaces


La miel es un producto que posee numerosas propiedades beneficiosas tanto terapéuticas como nutricionales para todo nuestro organismo.

Sus poderes curativos y eficaces han quedado demostrados durante siglos y han sido probados científicamente. Debemos incorporarla como dieta regular excepto en el caso de personas diabéticas, aquellas que estén controlando su peso o llevando a cabo una dieta, en bebés menores de un año y en personas alérgicas al polen.

                                                      

La miel es una fuente de energía y vitalidad por su aporte vitamínico, facilita la digestión, regula el funcionamiento intestinal, es recomendable en procesos gripales para aliviar la garganta y calmar la tos, es antianémica, antiséptica y antitóxica.

Consumirla diariamente (a razón de una cucharada) mejora el rendimiento físico pues nos aporta energía, se le recomienda a las personas que pasan por estados de cansancio y bajo rendimiento, aporta vitalidad en el sexo porque contiene abundante boro, mineral que puede incidir en el aumento del nivel de testosterona, hormona directamente relacionada con la sexualidad, el deseo y la capacidad de tener orgasmo.

Contiene ácido fólico por lo que contribuye a la formación de glóbulos rojos. Se recomienda en pacientes con úlcera gastroduodenal, gastritis aguda y crónica y quemaduras de la piel por ser un bactericida natural y participar en procesos de cicatrización de manera natural.
                                      

                                                       
La miel es rica en sales minerales, hierro, fósforo, calcio y vitaminas, es antioxidante y depurativa. Tiene un alto contenido de vitamina B, proteínas, carbohidratos, lípidos esenciales y ácidos grasos.
Además es beneficiosa para el hígado y para el corazón.

Este regalo de las abejas además de ser favorable para nuestra salud, también es muy importante para la piel, por ello hoy en día muchos de los productos de belleza contienen este elemento tan rico en tantas propiedades, esto es debido a los elementos que la constituyen.

Es capaz de mantener una piel brillante, radiante y libre de grasa y presenta muchas aplicaciones en cremas, geles y mascarillas de belleza. Estimula la piel y realiza una importante labor antiséptica, además de nutrirla.
Es un antioxidante por excelencia, frena la aparición de radicales libres retardando el envejecimiento de este órgano tan importante. Por su su alto contenido de azúcar, la miel previene la sequedad de la piel y la hidrata profundamente teniendo en cuenta sus propiedades regenerativas.

Una receta sencillísima y muy efectiva es esta que a continuación les recomiendo:

Exfoliar nuestra piel y aclarar con agua tibia, aplicar una mascarilla de avena y miel a partes iguales, masajear suavemente para no producir laceraciones, dejar actuar por 10 minutos y luego enjuagar con agua tibia, inmediatamente enjuagar con agua fría, notaremos un cambio inmediato y una luminosidad y textura que nuestro rostro agradecerá.

El uso regular de esta mascarilla nos dejará la piel más tersa y rejuvenecida. Aplicarla en el rostro y cuello varias veces por semanas hará que adquiera más elasticidad y recupere su brillo natural.

No obstante  todas estas propiedades se debe tener en cuenta que por ningún motivo una consulta médica  debe ser sustituida por remedios naturales o químicos hasta que el profesional realice su valoración en cada caso.

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